Completa Honestidad

Por Serapis Bey

Una completa y total HONESTIDAD PARA CONSIGO MISMO es requisito indispensable para el verdadero progreso espiritual.
Todos Nosotros estamos sirviendo en aras de estimular el deseo, en las almas de la humanidad, de restablecer la armonía, el Reino de los Cielos en la Tierra. Para hacer esto, es necesario que el ser humano sea muy honesto consigo mismo. Por medio de la introspección y la retrospección, el individuo puede aprender mucho, para contribuir con la armonía de la Tierra y sus habitantes en la actualidad.

Cuando desee asistencia adicional de Buena Voluntad, se la daremos, “forzando” a que las impurezas acumuladas a lo largo de las eras, salgan a la superficie de su mente consciente, de manera que el individuo pueda verlas tan impersonalmente como sea posible, y luego, actuando bajo las direcciones de su Gurú se esfuerce por transmutar esas creaciones discordantes y poner su propia casa en orden. Sin embargo, muchos individuos se rehúsan a aceptar la responsabilidad de ver la exteriorización de sus propias auras, y prefieren –como un avestruz- “meter la cabeza en un agujero” y culpar a personas, sitios, condiciones y cosas, en vez de verse a sí mismos, en su propio tumulto y caos.
Estos individuos, generalmente, se van de Luxor como llevados por un ventarrón, y son rápidamente absorbidos por la complacencia de la mente de la masa. Los pocos que están dispuestos a encarar al “morador del umbral” –que es la creación humana de la personalidad- y utilizar las actividades purificadoras de la Llama Violeta y otras actividades del Fuego Sagrado, para recrear la paz y la armonía a través de las energías de sus propios pensamientos, sentimientos, palabras habladas y acciones, recibirán, de Nuestra Hermandad, toda la asistencia posible en la tarea que han emprendido. A ellos venimos, cuando somos invitados, y así, uno por uno, dichos individuos ascienden por encima de sus creaciones angustiantes, dejando la melodía de su propia redención y liberación, como una herencia para la raza.

Las condiciones planetarias dependen de que el individuo acepte su propia contribución a la discordia general y se disponga a “hacer las cosas bien”. ¿Hay entre ustedes alguno de estos? ¡Si es así, pues, bienvenidos a Luxor!

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